Jürgens, Hans W. (1992)

Prof. Dr. Dr. Hans W. Jürgens, Grupo de Investigación de Antropología Industrial, Nueva Universidad de Kiel

“The House Dust Mite Allergy and Down Blankets”
(La alergia a los ácaros del polvo y los edredones de plumas)


El actual debate público relativo a las alergias debidas a los ácaros ha adquirido unas características nada menos que neuróticas. El consumidor imparcial tiene la impresión de que ha llegado una nueva epidemia, casi comparable al sida, para aterrorizar a la humanidad y que hay que hacer todo lo posible por controlar este nuevo fenómeno.

Lo extraño de este histérico debate es que a las propias alergias no se las considera responsables de esta pesadilla pública. Las enfermedades alérgicas existen desde hace mucho tiempo. Incluso nuestros ancestros sufrieron de alergias comunes como fiebre del heno y asma, entre otras. La ansiedad pública actual, como se presenta en los medios de comunicación, sin embargo, no es tanto una reacción del fenómeno de las alergias en general, sino que se concentra en un alérgeno concreto, el ácaro del polvo doméstico. Con ayuda del microscopio electrónico se producen visiones terroríficas amplificadas del ácaro del polvo. Como estas fotografías se propagan por los medios de comunicación, se genera un objetivo público común: prestar atención y tomar medidas.
 

  1. Estudios epidemiológicos han mostrado que entre los agentes causantes de alergias, el moho y los hongos son los más comunes, representando el 30 % de los alérgenos. Al moho y los hongos les siguen la harina, los ingredientes de panadería, los aditivos, los productos alimenticios, el polen y el polvo, siendo el polvo el responsable de alrededor del 8 % de las alergias. Teniendo en cuenta que aproximadamente el 20 % de la población general puede definirse claramente como alérgica, y alrededor del 15 % como relativamente alérgica, cada uno de los valores indicados arriba debería dividirse entre 5 para representar con exactitud su distribución dentro de la población general.

    Las enfermedades alérgicas parecen estar en aumento. Se han ofrecido múltiples razones para explicar este suceso. La mejora de las técnicas de diagnóstico junto con las visitas más frecuentes al médico y la tendencia general a no tolerar molestias físicas menores, etiquetando tal molestia como "anormal" y viéndola y tratándola como una enfermedad, podrían servir de explicación para el mayor número de alergias notificadas. Además, el aumento de los niveles de contaminantes del aire también podría asociarse a aumentos objetivos de enfermedades alérgicas.
     
  2. Uno se queda con la impresión de que es absolutamente necesario crear un entorno libre de ácaros. Hay que exterminar los ácaros. A alguien que sabe algo de este tema no le cabe duda de que es claramente imposible crear un entorno libre de ácaros para seres humanos que vivan en condiciones normales. Los ácaros se encuentran incluso en la ropa del personal de hospital. La única forma sería disminuir o reducir temporalmente en gran medida las concentraciones de ácaros, lo que disminuiría asimismo de forma considerable la calidad general del entorno en que vivimos. También debería reconocerse que la eliminación temporal de ácaros tendría poco o ningún efecto sobre la frecuencia de las alergias relacionadas con los ácaros debido al hecho de que no son los propios ácaros los que actúan como alérgeno, sino sus excrementos, que permanecen activos durante un periodo de tiempo prolongado incluso en un entorno temporalmente libre de ácaros.

    La cuestión de "exterminar ácaros: sí, no o cómo" es un punto de partida inadecuado para nuestro debate. En función del estudio concreto citado, solo del 1 al 5 % de la población general tiene una reacción alérgica a los excrementos de ácaro. Aunque las alergias relacionadas con el polen son mucho más comunes, a nadie se le ocurriría eliminar el abedul, destruir toda la hierba o arrancar otras plantas "peligrosas". Por tanto, se puede concluir que el objetivo de exterminar los ácaros es una ilusión. La única opción es reducir las densidades de ácaros y buscar vías alternativas para prevenir reacciones alérgicas en general.
     
  3. Los estudios anteriores destinados a determinar las áreas de concentración de ácaros se centraron en la investigación de hogares. Dichos estudios, sin embargo, en pocas ocasiones se llevaron a cabo en condiciones científicamente imparciales. A menudo se realizaron por encargo de una parte parcial y, por esta razón, sin falsificación intencionada, se puso un énfasis especial en los resultados. Un resumen de estudios anteriores proporciona la siguiente información referente a las condiciones ambientales más propensas a la aparición de ácaros. Los ácaros viven donde:

    - pueden alimentarse eficazmente de escamas de piel humana o animal;

    - el entorno térmico oscila entre 17° y 32° C;

    - las condiciones de humedad son favorables por encima de 55 %;

    - disponen de una área de protección, por ejemplo, una superficie rugosa con acumulación de polvo.
     
  4. Aunque los ácaros del polvo están muy extendidos, existen diferencias regionales en cuanto a su frecuencia. A este respecto es importante reconocer el destacado papel que desempeñan las variaciones estacionales y la fluctuación de los valores asociados de temperatura y humedad. Igual de importantes son los factores ligados a los hábitos de vida personales, tales como la manera y la intensidad de la calefacción, la eficiencia de la ventilación, etc. Por estas razones, las diferencias regionales encontradas más allá de la densidad relativa de la colonización de los ácaros como, por ejemplo, el frecuentemente mencionado gradiente norte-sur, se interpretan mejor como reflejo de las diferencias en el estilo de vida personal que como fenómeno climático o geográfico global. En asociación con la diferenciación geográfica, nuestros estudios, realizados sobre áreas de las regiones costeras del Mar del Norte y del Mar Báltico hacia Austria, han mostrado que, a pesar de las diferencias geográficas en humedad ambiental ligadas al clima y la latitud, la humedad exterior puede compensarse fácilmente dentro de los hogares mediante una calefacción y ventilación adecuadas. Por este motivo, las diferencias regionales en cuanto a la densidad de los ácaros puede considerarse un fenómeno controlable.

    A este respecto es importante mencionar que, a diferencia de las hormigas, que migran activamente y buscan entornos adecuados para habitar, los ácaros se transportan pasivamente a sus hábitats, normalmente en la ropa.
     
  5. Teniendo en cuenta los resultados de estudios anteriores y nuestras investigaciones previas, no esperábamos encontrar grandes cantidades de ácaros en edredones de pluma y plumón. Los resultados de nuestras investigaciones fueron sorprendentes, incluso sabiendo esto. Se examinó un total de 602 muestras de plumas, plumones y textiles de edredones y almohadas. Las muestras fueron tomadas de edredones y almohadas que, tras periodos de uso normales, debían ser lavadas profesionalmente y entregadas a nosotros con la colaboración de la sanidad pública y autoridades gubernamentales de Schleswig-Holstein, Renania-Palatinado, Ingolstadt y las extensas zonas de Berlín, Stuttgart y Viena (Austria). Para un grupo de muestra de este tamaño, un procedimiento de combinación que incluye las dos pruebas ACAREX y observación por microscopio resultó ser el método más adecuado para probar el contenido de alérgeno del polvo y contaminación de ácaros. El procedimiento combinado proporcionó datos esenciales respecto a las concentraciones de alérgeno así como información relativa a la extensión de la contaminación de ácaros y la identificación de especies.

    Resultados del análisis para los edredones:
    De las 410 muestras analizadas, el 98 % arrojó resultados negativos en contenido de alérgenos de los ácaros y contaminación de ácaros. En el 2 % de casos restantes se encontró una leve contaminación, aunque en todos estos casos, el contenido de alérgenos medido estaba claramente por debajo de los niveles relevantes de alergia.

    Resultados del análisis para las almohadas:
    En el 78 % de las muestras de almohadas se encontraron resultados negativos en contenido de alérgenos del polvo y contaminación de ácaros. En el 22 % de casos restantes se encontró una leve contaminación, aunque estos resultados demostraron ser insignificantes para los alérgenos y la densidad de ácaros.

    Las diferencias encontradas entre las muestras de edredones y almohadas y la tendencia hacia niveles ligeramente superiores en almohadas se consideran un reflejo de las diferentes formas en que se usan y ventilan los edredones y almohadas, lo que produce condiciones microclimáticas más o menos conducentes a la propagación de ácaros.

    En respuesta a los claros resultados obtenidos a partir del estudio de campo representativo, pareció necesario diferenciar más los resultados mediante una prueba adicional. Prueba suplementaria: edredones de pluma y plumón con insuficiencia de higiene.

    En esta subprueba específica se analizaron las muestras tomadas de 41 edredones, inclusive de pluma y plumón, así como partes de fundas. El requisito para la inclusión en la muestra era una deficiencia obviamente inusual en higiene 1 y/o un total de 15-18 años sin limpiar. Se recomienda lavar los edredones cada 5-8 años, por lo tanto, las muestras incluidas en el estudio se tomaron de edredones que superaron el intervalo de limpieza habitual en 10 años o más. Esta prueba se diseñó para determinar si la deficiencia extrema de higiene provoca un incremento de alérgenos y densidad de ácaros, y si los elementos de la cama, plumas/plumones, o la funda son más susceptibles de sufrir contaminación de ácaros en estas circunstancias. Se encontraron resultados positivos de alérgenos y contaminación de ácaros en 6 casos y en 24 casos se obtuvieron valores positivos en fundas. Sin embargo, como había sido el caso en investigaciones anteriores, estos valores estuvieron bastante por debajo de los niveles de alergia establecidos.
     
  6. La cuestión relativa a las posibles causas de la contaminación de ácaros en edredones de plumas es de particular interés. En general, conviene subrayar que los ácaros no buscan activamente lugares donde vivir, sino que son transferidos allí pasivamente..

    Para investigar esta cuestión, repetimos los estudios realizados con anterioridad, en los que colocamos edredones nuevos con varios rellenos de plumas en hogares definidos como extremadamente contaminados por ácaros. Tras un periodo de 8 semanas en 12 hogares contaminados con ácaros se encontró que, aunque los entornos seguían estando fuertemente infestados por ácaros, los edredones nuevos no se vieron afectados por los ácaros durante ese mismo periodo.

    Una vez que se determinó que los ácaros no migran activamente a los edredones de plumas, se estableció un plan de investigación para estimular la migración de los ácaros mediante la manipulación de la luz y las condiciones térmicas. En esta serie de investigaciones pudimos demostrar claramente que, aunque los ácaros pueden penetrar fácilmente el material de algodón utilizado en fundas 1 de colchones, las muestras de fundas en contacto directo con el cuerpo no habían sido penetradas. Por consiguiente, los edredones de plumas demostraron ser prácticamente a prueba de ácaros.
     
  7. Los resultados de los estudios realizados hasta la fecha han demostrado que, aunque los ácaros continúan siendo un problema importante para las personas con alergias relacionadas con los ácaros, es necesario ver la situación dentro de los límites de la objetividad. Además, es necesario reconocer que la total erradicación de los ácaros no solo es inviable en condiciones de vida humana normales, sino que reduciría la calidad de vida y acarrearía consecuencias negativas para la salud. Por consiguiente, el único enfoque adecuado para controlar los ácaros es reducir las densidades de ácaros a niveles de alergia insignificantes. En este sentido, un control climático adecuado del calor y la humedad desempeña un papel de especial relevancia en la gestión de los ácaros domésticos.

    La actual indignación pública y la "cruzada contra los ácaros" divulgada por los medios son en todo caso inapropiadas. Los ácaros no son en ningún caso un problema de factores medioambientales específicos y sobre todo no son un problema de un textil o material en particular. La relación de interdependencia existente entre la fisiología humana, las condiciones climáticas y el diseño de la situación de la cama crea unas condiciones que son favorables o disuasivas para la propagación de ácaros. Aquí, factores adicionales como la calefacción, la ventilación y los artículos de cama, como la aún popular "manta de viaje", ejercen una enorme influencia. En general, se puede concluir que dentro de las posibilidades actualmente disponibles, las condiciones climáticas dadas bajo los edredones de plumas son particularmente favorables para controlar el riesgo de contaminación por ácaros.

     

Prof. Dr. Dr. Hans W. Jürgens, Grupo de Investigación de Antropología Industrial, Nueva Universidad de Kiel

Resumen del estudio:

„Estudios ecológicos sobre la alergia a los ácaros del polvo"

Constantemente se considera que existe una relación entre la aparición de reacciones alérgicas a los ácaros del polvo y el uso de artículos de cama de pluma o plumón. Muchos médicos y especialistas de la industria textil recomiendan a los pacientes y clientes con alergias en general cambiar esos artículos por otros con materiales de relleno diferentes. Pruebas científicas recientes, sin embargo, no solamente revelan que debe revisarse esta idea preconcebida sobre las propiedades negativas de las camas con artículos de pluma y plumón, sino que llegan a demostrar lo contrario.

Estudios representativos realizados en Europa central sobre la infestación de ácaros del polvo y la concentración de alérgenos en los que se analizaron cientos de casas, habitaciones, camas, edredones y almohadas permiten constatar lo siguiente:

Los edredones y almohadas de pluma y plumón no son el hábitat preferido por los ácaros del polvo. Dentro de estos artículos de cama, con los cuidados normales, apenas se encuentran ácaros dado que el tejido apretado de las fundas constituye una barrera prácticamente infranqueable para los ácaros.

Las condiciones térmicas y climáticas beneficiosas para los humanos de los edredones de plumas (se calientan rápidamente mientras dormimos, la humedad se elimina rápidamente al airearlos) constituyen también por este mismo motivo un entorno muy desfavorable para los ácaros, que dependen de la humedad para vivir.

En todas las casas y en todas las habitaciones hay ácaros de forma prácticamente ineludible. Se alimentan directamente de los humanos, de diminutas escamas de la piel que todos los humanos perdemos de modo inevitable y constante. Los ácaros no se alimentan de plumas y plumones. Por lo tanto, podemos concluir lo siguiente:

Los estudios científicos ecológicos exhaustivos acerca de la aparición y propagación de ácaros del polvo en todas las zonas climáticas de Europa muestran claramente que los edredones de pluma y plumón no desempeñan ningún papel como hábitat ni como alimento para los ácaros. No existen por tanto razones prácticas ni científicas por las que aconsejar a las personas alérgicas a los ácaros del polvo que no utilicen artículos de cama de pluma y plumón.